“El amor, como dar legitimidad al otro, también nos vuelve al asunto del tiempo. Significa reconocer el presente a los niños –su presente- como ciudadanos de pleno derecho de nuestra cultura y nuestra sociedad. Si educamos para preparar a los niños “para que vivan en el futuro al hacer que nuestro presente sea su futuro, les negamos en su presente, atrapándolos en un modo de vida que les es básicamente foránea, y les obligamos a buscar fuera de ellos mismos una identidad que les dé sentido a su vida. Y sabemos que él o ella que busca su identidad fuera de sí, por fuerza tendrá que vivir en ausencia de él o ella, siempre movidos por las opiniones y deseos de otros. Una persona como esa no tiene lugar en su propia vida y tampoco le interesa.”

Humberto Maturana